ví subir a un
hombre con una oreja verde.
Ya joven no era,
sino maduro parecía,
salvo la oreja,
que verde seguía.
Me cambie de
sitio para estar a su lado
y observar el
fenómeno bien mirado.
Le dije: Señor,
usted tiene ya cierta edad;
digame, esa oreja
verde, ¿le es de alguna utilidad?
Me contesto
amablemente: Yo ya soy persona vieja,
pues de joven solo tengo esta oreja
pues de joven solo tengo esta oreja
Es una oreja de niño que me sirve para oir
cosas que los adultos nunca se paran a sentir:
oigo lo que los árboles dicen, los pajaros que cantan
las piedras. los ríos y las nubes que pasan;
oigo también a
los niños cuando cuentan cosas
que a una oreja
madura parecerían misteriosas..
Así habló el señor de la oreja verde
Así habló el señor de la oreja verde
aquel día, en el
expreso de Soria-Monterde.
Gianni Rodari
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